La finalización de una obligación contractual, conocida como extinción de contrato, se puede deber a un acuerdo, actuación, frustración (que lleve a la imposibilidad) o ruptura. Un ejemplo es cuando el dueño de una empresa decide terminar el contrato de un trabajador por razones concretas.
Extinción acordada
Las partes pueden decidir terminar el contrato y liberarse de sus obligaciones contractuales. Esto puede ocurrir de distintas maneras:
Renuncia: cuando dos partes aceptan liberar a la otra de lo que se había acordado, la renuncia de una parte constituye consideración para la renuncia de la otra, haciendo la transacción vinculante. Cuando una parte ha llevado a cabo sus obligaciones, esta parte no puede ser obligada por otra a renunciar; este tipo de renuncia solo es válida si se apoya por una consideración independiente.
Novación. Cuando las partes acuerdan mutuamente acabar el contrato y entrar en uno nuevo.
Debido al fallo a la hora de cumplir una condición precedente o subsecuente.
Finalización por acuerdo y satisfacción.
Finalización por cumplimiento
Cuando las partes cumplen con sus obligaciones a tiempo y de la manera prescrita por el contrato, el contrato se finaliza por cumplimiento. Esto puede ocurrir también cuando una parte hace una oferta válida o una acción válida, incluso si se rechaza por la otra parte.
Finalización por frustración
Cuando hay una cambio de circunstancias después de que se haga el contrato, haciéndolo imposible de llevar a cabo o anulando su sentido práctico, y sin que sea culpa de ninguna de las partes, el contrato se dice que está frustrado y no se puede completar. Ejemplos son guerras, actos religiosos, enfermedad, accidentes, cambios de legislación…
Finalización por ruptura
Cuando una parte no puede cumplir una condición de su contrato, la otra parte se libera de sus obligaciones y tiene derecho a repudiar el contrato y pedir compensación por daños. Por ejemplo, Sara ofrece comprar a Jane un vestido por 40 libras. Sin embargo, Sara no es capaz de pagarlo y por tanto rompe el acuerdo que tenía con Jane.
La finalización de una obligación contractual, conocida como extinción de contrato, se puede deber a un acuerdo, actuación, frustración (que lleve a la imposibilidad) o ruptura. Un ejemplo es cuando el dueño de una empresa decide terminar el contrato de un trabajador por razones concretas.
Extinción acordada
Las partes pueden decidir terminar el contrato y liberarse de sus obligaciones contractuales. Esto puede ocurrir de distintas maneras:
Finalización por cumplimiento
Cuando las partes cumplen con sus obligaciones a tiempo y de la manera prescrita por el contrato, el contrato se finaliza por cumplimiento. Esto puede ocurrir también cuando una parte hace una oferta válida o una acción válida, incluso si se rechaza por la otra parte.
Finalización por frustración
Cuando hay una cambio de circunstancias después de que se haga el contrato, haciéndolo imposible de llevar a cabo o anulando su sentido práctico, y sin que sea culpa de ninguna de las partes, el contrato se dice que está frustrado y no se puede completar. Ejemplos son guerras, actos religiosos, enfermedad, accidentes, cambios de legislación…
Finalización por ruptura
Cuando una parte no puede cumplir una condición de su contrato, la otra parte se libera de sus obligaciones y tiene derecho a repudiar el contrato y pedir compensación por daños. Por ejemplo, Sara ofrece comprar a Jane un vestido por 40 libras. Sin embargo, Sara no es capaz de pagarlo y por tanto rompe el acuerdo que tenía con Jane.
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